La Técnica Fluida combina las investigaciones científicas occidentales y las terapias orientales, contactando con el cuerpo y liberando las tensiones. El terapeuta toca y “escucha” el cuerpo de la persona suavemente para sentir y liberar las tensiones que acumula el tejido conjuntivo (fascia). Y de este modo, se inicia un gesto de acompañamiento que permite ir aliviando restricciones y anclajes que se han ido arraigando en el cuerpo del paciente, generando dolor y limitaciones físicas. Se desata un fenómeno de despertar del cuerpo, asentando la conciencia corporal como núcleo del concepto del yo, es decir, las sensaciones elevan su volumen por encima de los pensamientos, permitiendo una identificación de uno mismo más centrada en las sensaciones y no en las divagaciones mentales. Gracias a un tacto muy entrenado se puede percibir la intensidad, la dirección y el ritmo de la presión necesaria para descomprimir los tejidos, y así permitir una desprogramación tensional progresiva, la cual nos brinda un cuerpo renovado y transformado, más libre, que nos hace alcanzar estados de conciencia más amplios y sosegados, y sobre todo de una forma cotidiana, generando un momento presente mucho más accesible.